Y te sigo como una brizna de lluvia.
Te sigo como una espiga de trigo fresco, recién cortado.
Te sigo con el viento, que cala entre las comisuras de los huesos.
Río bravo que me arrastra, la zarza que no me deja ir.
Te sigo con el aire de tu aliento.
¡Ay!
Amor que mata.
Amor que duele.
Déjame escapar, que merezco estar sola.
Sola por amarte...
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