1 de enero de 2013

Entre luces de neón

Allí estaba yo, con mis amigos, no los conocía mucho, pero me transmitían confianza. Con la música retumbando en mi cabeza, sintiéndola en el corazón y bailando entre luces de neón.
Todos en círculo nos mirábamos y al mismo tiempo nos dedicábamos unas sonrisas, a todos nos brillaban los ojos, ¡y la persona más feliz de aquel lugar era yo!, ¡Cómo necesitaba salir de mi misma!
Pasármelo bien, no reconocerme, y es que hacía tanto tiempo que no tenía esa felicidad y esas ganas de vivir la vida a tope.
Y luego estaba él, que a cada beso que me daba, me hacía recobrar la energías por completo ( la verdad es que es una buena manera de no cansarse jamás), también me hacía reír la manera con la que se movía, era especial.

En esta gran noche, me fascinó la alegría y felicidad que transmiten algunas personas, en concreto una, que solo con mirarte o ver su sonrisa de oreja a oreja, consigue que tu también sonrías al mundo; porque se nota su presencia de una manera increíble, ya que sin ella, todo es mucho más aburrido; porque está tan llena de vitalidad que hace de ella una personita muy especial.

Y, así estuve yo, bailando entre luces de neón...



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