Quitate las sandalias y hunde los pies en la arena, siente su suavidad, como se mete entre cada uno de los dedos y tus pies se hunden, para que se forme una silueta casi perfecta de ellos sobre la arena fina y blanca.
Todo es amplio, solo hay unas rocas, que dan paso a un gran océano, creo que es el Atlántico, o eso me dijeron, es precioso, sin duda uno de los más impresionantes que he visto, la verdad es que es el único.
Ahora paseo descalza, por la orilla, mientras las palabras se forman en mi mente y quedan escritas aqui, no oigo el bullicio de la gente, solo a mi misma, cada cosa que siento en este momento.
Me paro y cierro los ojos, escucho las olas, miro hacia arriba y recibo los rayos del sol, son agradables, de pronto esa brisa se cuela por cada uno de los poros, y levantan pequeñas gotas, que mojan mi piel.
21 de julio de 2013
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