22 de septiembre de 2013

Que triste fue esa mirada, todavía no me acostumbro a no verte sonreír... y ahora eres tu la chica que llora en la estación, que esta sola en frente de aquel roble, mirando como caen las hojas y vuelve el invierno. Aguantando tempestades contra aquel que todo lo llena, prometió cuidarte... ¿tanto como yo juré que no volverías a derrumbarte? Estoy harta de que la vida no avise antes de entrar y destrozarlo todo, que cuando comienzas a ser feliz, algo lo echa todo a perder, ya sea la razón por la que cada mañana sonríes, aunque aparentemente no haya ninguna, ya sea... " la ilusión de verlo". Tus ojos están más humedecidos y tus labios tiemblan, también tus manos. Dibujaste líneas negras en tu almohada de lunares, donde contabas cada uno de ellos, los de su clavícula.
Créeme, yo también conozco esa sensación de gritar en silencio, seguramente no tan alto como tú, pero te aseguro que el maldito silencio y la soledad siguen ahí, no se van..; es como un ciclo infinito, que parece no acabar nunca ¿te dijo alguna vez, que aún te amaba?

Muere lentamente quien llora por amor.

9 de septiembre de 2013

Venas con humo y palabras

Anoche al volver a casa, me vaporicé, así de pronto, ocurrió después de dejarme en aquella farola, justo después de ese beso medio dormida; me di media vuelta y puf.. desaparecí; sentía hormigueo, ahora era humo y volaba libre. Quería cruzar esa farola de nuevo y volver a tu lado, pero no podía, el calor quemaba. Incluso la libertad más libre de todas está condicionada. 
Por eso, nunca somos del todo libres, ni totalmente dueños de nuestros actos. 
Me siento como si estuviera esperando algo grandioso que no va a suceder, porque aún sigo atada con cuerdas de alambre.

Tuve la libertad de decirle que no parara, ahora no, tuve la libertad de temblar hasta casi explotar en una tranquilidad abrumante, tuve la libertad de abrazarle, de suspirar e inconscientemente también fuí libre de clavar mis uñas en su espalda. Fuí feliz y libre en ese instante, tanto, que mis ojos se enmudecieron algo más.


4 de septiembre de 2013

Me bajé del tren, caminé por la vía entre la espesa niebla, haciendo malabares con las bocadas de humo frío que se colaban por cada uno de mis poros, imaginé formas, un gato que se vaporizaba, la silueta de una bailarina, por un momento vi su sonrisa...
Estoy empapada, el agua no para de caer y dibuja lágrimas sobre mi. Huele a tierra mojada, mis zapatillas quedaron llenas de barro, quizás porque hubo una vez en la que no me importaba pisar los charcos. Me siento en la vía del tren, mojada y fría, solo puedo ver un claro del bosque, rayo de luna.
No pasa nadie, y supongo que en el fondo tenías razón, estoy sola. Me tumbo, esperando que algún tren pase y me parta en dos, quiero mirar las estrellas y no puedo, la niebla me ciega.
Toco el bolsillo izquierdo y encuentro el último cigarrillo, el que no me fumé cuando estaba contigo, lo reserve para recordarte o para una ocasión especial, como esta. Lo enciendo y le doy una calada, no se si era vaho o humo lo que salía de mi boca, ese fué el momento en el que me sentí feliz. Después de olvidarte de mi en el andén 63, y digo el 63, por no decir el 24 o el 98, te esperé en todos y cada uno de ellos, me quedé en la estación toda una vida, esperándote.
Y cansada, me subí al primero que ví, y mírame, tirada en la vía, esperándote. Creo que tengo de eso, que los drogadictos llaman adicción, a ti. Y mono, a verte.
Descubrí, quizás cuando era tarde, que eras exactamente mi marca de heroína. Tan tarde, que lo último que ví fue una gran luz amarilla y un pitido que me dejó sorda, y entonces, todo se oscureció.


1 de septiembre de 2013

Soñando con lunares entre mis sábanas

Ahora miro mi cama, y te imagino aquí, tumbado, con tu espalda desnuda y tu cabeza hundida en mi almohada, mira, soy yo, estoy abrazándote, beso con cuidado cada uno de tus lunares, y no tengo miedo a despertarme a tu lado.
Venga, sigue imaginando, no veas la cama vacía porque no lo está.
Me has abrazado, tus dedos y los míos se han entrelazado, me encanta ese gesto, estar unida a ti; como me gustaría que fuera posible en todos los sentidos.
Esa respiración me relaja tanto... es tan dulce, y tu olor... umm, tu olor, me envuelve y olvido todo.
Esto no puede ser real, tiene que ser un sueño, si es verdad, estaba imaginándo.
Me he quedado dormida, de pronto, noto como me quita el pelo de la cara, y al cabo de un rato me besa suavemente, y me susurra al oído "te amo, pequeña" ; y él no se va, sigue aquí, a mi lado.