22 de febrero de 2013

Vivimos en una sociedad presa del silencio, monótona, que no piensa más que en las cosas que se tienen.
Tenemos la necesidad de dejar de llorar en silencio y poder gritar, soltar la rabia que tenemos dentro, porque si no lo hacemos, nos ira consumiendo poco a poco.
Necesito gritar, pero no lo hago, por miedo a elevar la voz demasiado o tal vez por miedo a que no se escuche lo suficiente.
No quiero que la gente sienta pena de mi o me vean como alguien débil, no quiero abrazos de consuelo, ni miradas furtivas, únicamente quiero el abrazo de esa persona, la única que guarda silencio, ese que tanto odio, pero que en ese momento es mi mejor aliado, esa persona que sabe que las palabras sobran, la única que al abrazarme me dice "venga, descarga todo y no te preocupes, yo siempre estaré a tu lado", o la que aún sin darte un abrazo te diga que lo que más desea es estar ahí contigo.
No quiero seguir estando presa de ese silencio, porque me mata por dentro, y no sabes como duele...

Mirar a tu alrededor y ver que todo se está derrumbando, que las peleas y las voces se convierten en algo cotidiano; que ya no basta con refugiarse en tu habitación, ya no funciona evadirse.
Ganas de salir huyendo no me faltan, pero no puedo, quedo en silencio y trago todo, al final acabaré ahogándome.
Me siento confusa, sin saber que pensar, que hacer o a donde ir; aparentemente todo va bien, hasta que las peleas vuelven; y lo que más odio es que esto con el paso del tiempo se esté convirtiendo en algo normal.
¿Acabarán algún día?

Mientras tanto... intentaré gritar, y evadirme, para que este silencio no me consuma a mi también y haga daño a las personas que amo. Gritaré tan alto, que nadie me escuchará, aún así, no dejaré de gritar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario