En ese instante, en el que los dos estábamos sudando, empapados, con nuestros corazones corriendo a lo loco y la falta de aire, me encanta como jadeamos, se nos seca la boca..., te aprieto contra mi. No sabía que podía besarte con tanta pasión, tener tantas ganas de más y más; sentir la confianza que tenemos y sorprenderme porque no sabía que podía llegar tan lejos, que podía sentir tanto..., y todo, porque has sabido cuidarme, ser paciente conmigo y enseñarme poco a poco.
Como el agua se desliza por mi piel y tus manos la siguen acariciando mi imperfecta silueta. No sentir miedo, ni vergüenza, simplemente percibir el aleteo de pájaros o mariposas dentro de mi, como la primera vez. Mirarte a los ojos, mientras el agua se lleva mis lágrimas.
Dejarse llevar, dejarse llevar... una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario