Sol creciente, tú fuiste mi guía.
No conocí luz más bella que tu resplandor sobre mis ojos.
Melancolía, el mirarte.
Me pierdo en el color anaranjado de tu atardecer.
Y es que ahora, no me importaría morir.
Cuando dejes de dar luz, acurrúcame fuerte, porque me iré contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario