Abrí una rendija para no ver a nadie.
Abrí una rendija para oír el aire, y creía que eras tú.
Ahora déjame en silencio, no quiero nada a mi alrededor.
Escribo un cuento de dolor y caricia,
de heridas, de la historia de nadie,
de lo que queda del atraco que le dí a la vida, de lo que le robé a la Luna.
No se nada de crecer.
No se nada de achuchar.
De caminar, de tirar pa alante.
Porque tu tic tac y el mío, aún siguen en el mismo reloj.
A la mierda con el otoño que ahora llega.
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