Abrázame por la espalda.
Dame de ese placer que te embriaga cuerpo y mente.
Eres calor.
Y el sabor de tu sexo, la tentación de mi boca.
Excitas cada uno de mis sentidos.
Bésame despacio todo mi rostro para acabar en mi boca
y que te llenes de placer.
Tiemblo y gimo en tu oreja, como a ti te gusta.
Me resulta casi imposible controlar esas ganas de gritar.
Te cojo la cara con ambas manos y te contemplo.
Ojos brillantes y sinceros.
No te suelto por si desapareces, como el tiempo.
Y luego no dejamos de buscarlo debajo de las piedras o entre las nubes,
por si se ha escondido ahí.